lunes, 27 de diciembre de 2021

2021

 Quedan 4 días exactamente para que se acabe 2021. Normalmente no suelo hacer despedidas, ni balances de los años porque nunca he sido de hacerlo. Pero este año si que me apetece despedirme del 2021. 

Me apetece porque ha sido un año duro. Muy duro, en el que he conocido la versión más triste de mi. La que menos me gusta.

Y mira que a lo largo de mi vida he tenido que pasar por situaciones malas que me han hecho estar triste. Pero la tristeza que he sentido este año no puedo compararla con ninguna. 

Me he sentido triste estando rodeada de gente. Y eso, joder eso es horroroso. 

Quiero despedir el 2021 porque quiero que se quede atrás. No es cierto eso de que lo que no te mata te hace más fuerte. NO. Lo que no te mata te destroza. Te deja secuelas probablemente incurables y te deja herido. Y si, todo lo que he pasado me ha llevado a estar donde estoy hoy, delante de un ordenador soltando todo lo que llevo dentro pero ¿a que precio? 

Querido 2021, te dejo atrás. Te dejo atrás porque me has enseñado lo que es el dolor. Lo que es sentirse vacío por dentro. Lo que es llorar sin lágrimas porque ya no te quedan. Lo que es sentir la soledad, la decepción y la tristeza. Te dejo atrás porque no quiero volver a sentirme así y porque estoy trabajando en mí para que esto no vuelva a ocurrir.

Te dejo atrás porque también me has enseñado. Enseñado a que yo soy mi mejor compañera, a que me merezco todo el amor del mundo (amor del bueno por supuesto) y a que debo respetarme por encima de cualquier cosa. No debo dejarme pisotear. Y nunca más lo haré. Estoy trabajando por ello. 

Te dejo atrás con el corazón hecho pedazos y el alma herida. Pero con ganas de seguir. De seguir luchando por mi y por mi bienestar.

Conseguiré quererme, amarme y respetarme desde lo más profundo de mi ser, porque no me merezco menos. 

Como dijo Miranda en su canción Solo si es contigo pero voy a sonreír porque estamos vivos, y aunque no me valoraron yo no haré lo mismo, porque se que soy feliz, la vida es un suspiro.

domingo, 10 de mayo de 2020

Feliz cumpleaños

No recuerdo bien el año que te conocí.

Creo que fue allí por el 2010 cuando coincidimos en clase por primera vez.
Conectamos desde el minuto uno. Siempre con esa sonrisa que te caracterizaba y con esas ganas de comerte el mundo. Que ironía que te las arrebataran de la forma más cruel.

Desde que me enteré de lo que pasó, te prometo que no he dejado ni un solo día de acordarme de ti. Siempre hay algo que te hace estar presente de una manera u otra. Te llevo conmigo allí donde voy.

Cuando me he despertado hoy he leído gracias a quien tú y yo sabemos que la vida no es el destino, sino las decisiones que tomamos y cuanta razón; porque desde que te fuiste solo consigo acordarme de todas mis malas decisiones a lo largo de los años y cómo por ellas nos fuimos perdiendo poco a poco.

Siempre te he echado de menos pero nunca he tenido el valor suficiente para decírtelo. Mi vida siempre ha estado ligada al miedo. Sobre todo miedo al rechazo. Y ahora que no estás solo me sale culparme por no haberte dicho todo eso que siempre quise decirte.

Quiero quedarme con todos esos momentos que pasamos hace años que siguen clavados en mi memoria como si hubieran sido ayer. Todos y cada uno de ellos están compuestos de tu risa.

La última vez que te vi fue en mercadona. Joder, que puto sitio para ver a alguien. Justo antes había discutido con mi hermano y te vi y me eché a llorar. Tú me abrazaste como si no hubiera pasado nada y te juro que me dio la vida. Ese abrazo me supo a todo eso que tú y yo sabíamos pero que ninguna se atrevía a decir.

Fuimos amigas durante años pero por cosas de la vida y sobre todo malas decisiones acabamos cada una por nuestro lado. Pero sin olvidarte. Y sin dejar de quererte. Ojalá no nos hubiéramos separado nunca y ojalá hubiéramos seguido siendo amigas.

No creo en el cielo, ni en el infierno. Pero sí en las energías. Y sé que la tuya está siempre presente. Aquí conmigo y con ellas.

Aprovecho para decirte que te quiero, y que siempre lo he hecho, aún estando lejos. Porque a una persona como tú nunca se la olvida.

Aunque día a día me castigue por habernos alejado de la manera más tonta quiero quedarme con tus ganas. Con tu sonrisa y con tu forma de ser porque era especial.

No quiero desearte feliz cumpleaños porque no estás pero si me voy a quedar con tu energía. Y con tu forma de vivir. Y sobre todo con todo eso que me has enseñado incluso sin estar aquí.

Siéntete afortunada porque los que de verdad te quisieron nunca te van a olvidar. Siempre vas a estar en su memoria y eso, eso no lo consigue cualquiera.

Te quiero.

jueves, 14 de noviembre de 2019

Una parte de mi

Siempre he pensado que la vida se vive por momentos, que cada cosa tiene el suyo, y siento que éste es el mio. Es el momento de dejar todo atrás y empezar a florecer.

Cuando apenas tenía un año mi padre se murió. Maldita vida que no te deja disfrutar de las personas y te las quita cuando ni siquiera tienes uso de razón. Siempre he dicho que no me afectó su muerte, porque no era consciente, pero si su ausencia. Su ausencia directamente me mató. Me dejó un vacío que en la vida voy a poder llenar con nada, ni con nadie. Tuve que aprender a decir mi padre no está, mi padre no va a volver. Y entender por qué. Tuve que ver a mi madre llorar porque se había ido el amor de su vida. Y tuve que aprender a vivir sin él. Durante años me sentí un bicho raro. Todos los compañeros de clase hablaban de su padre, y yo no podía. Porque no tenía nada que decir de él, solo que no estaba. Todos los años, en el día del padre me obligaban a hacer el regalo aunque yo no quisiera. Me decían que se lo diera a mi madre, y yo siempre decía que no, que no quería. Que ella ya tenía su regalo el día de la madre, que no era mi padre. Pero aún asi me obligaban a hacerlo. Y yo se lo daba, pero con una tristeza absoluta. Nunca podré superar su ausencia, no saber como son sus abrazos, sus besos, a que huele o como es su voz.

Cuando iba creciendo iba sabiendo más cosas, aunque seguía sin entender que era eso que me había tocado vivir. Mi infancia no la recuerdo feliz, de hecho la mayoría de mis recuerdos son malos. Mi cabeza ha borrado la mayoría de ellos, imagino que para defenderme de algo, o de alguien. No tenía amigos. Era una persona muy introvertida, incapaz de acercarse a los demás por miedo al rechazo. Lo que hizo que no tuviera amigos hasta sexto de primaria. Me pasaba los recreos sola, apoyada en una barandilla mirando como los demás jugaban. Y mientras yo hacia eso, mis compañeras de clase se dedicaban a insultarme. Tengo grabadas en mi cabeza todas y cada una de las palabras que me dedicaban. Y ni siquiera soy capaz de repetirlas.

Cuando estaba en sexto hice amigos, y juro que fue uno de los momentos más felices de mi vida. Por fin no estaba sola. Pero los insultos sobre mi físico no paraban.

Y así me he pasado toda mi vida. Escuchando insultos de los demás. Cuando los escuchas un día, otro día, otro más... empiezas a creértelos. Pero lo peor de todo, es que empiezas a decírtelos tú, a ti misma. Y eso es lo más duro.

En el instituto no cambió la cosa. Al contrario, todo iba a peor. Tenía amigos, si. Y conocí a personas maravillosas. Pero los insultos nunca se acababan. Iba por la calle, ME INSULTABAN. Me chillaban, se reían de mi. Por redes sociales. A la cara en la clase. Escrito en un cuaderno. Estaban en todas partes.

Me convertí en una persona insegura, con la autoestima por los suelos, me odiaba, me daba asco. Entendía por qué me insultaban. Tenían razón. Daba asco.

Llegué a obsesionarme por la comida, por las calorías, no me miraba al espejo. Lloraba a todas horas porque la ansiedad me mataba. Y hasta día de hoy, que me sigue matando.

Pero no tenía a nadie a quien contárselo. O mejor. No tenía la confianza suficiente con nadie para decirle que me estaba pasando. Por eso me lo guardé. Y me lo he seguido guardando hasta ahora.

Aunque muchas cosas hayan cambiando, porque he luchado por cambiarlas, la inseguridad sigue presente en todos los días de mi vida. Y juro que lo intento con todas mis fuerzas. Intento que desaparezca, y algún día lo conseguiré, pero todavía no he llegado a ese momento.

Soy una persona fuerte, es cierto, pero llena de rotos. Por eso ahora me da miedo relacionarme. Me da miedo que me miren, que me vean. Por miedo al rechazo. Ese rechazo que me han dado tantas veces. Miedo al que dirán.

Por eso actúo como lo hago. Porque soy una persona llena de miedos, de dudas, de inseguridades. Pero a la vez lo doy todo. Que contradicción. No sé querer a medias.

Lo he pasado tan mal en mi vida, que por eso ahora me dedico a ayudar a los demás. A que otras personas no pasen por todo aquello que pasé yo. Que cuenten con un apoyo, con una ayuda para superar cualquier problema.

Porque estoy rota, pero creo que tengo mil cosas para ofrecer a los demás. Y que muy poca gente sabe ver.

jueves, 19 de septiembre de 2019

Donde hubo fuego cenizas quedan

Siempre he sido una cabra loca, impulsiva y sin planes por delante, 
pero contigo lo tenía tan claro que hiciste de mi cabeza un puzzle con cada una de sus piezas.

Me hacías sentir tan viva que no hacía otra cosa que pensar en tus lunares junto a los míos, en esa sonrisa que despertaba en mi tantos sentimientos y que ya no puedo ver. 

Mis miedos y yo corríamos a contracorriente en dirección no sé a dónde, convencidos de que esto era posible y de que llegaríamos a nuestro destino. Pero parece ser que no fue así. 

Preferiste quedarte con tus miedos y no vencerlos antes que conmigo. Prometí cuidarte, quererte y reunir tus pedazos con los míos y hacer de todo esto uno pero tú no me dejaste. 

Huir siempre es la opción más fácil, no enfrentarse a lo que uno siente; pero también es la opción más cobarde. 

No estamos aquí para quedarnos con las ganas, la vida es demasiado corta como para no vencer el miedo. Pero tú lo elegiste. Y yo no puedo cambiarlo.

Me quedé a tu lado, creyendo que los vencerías, pero al final te comieron. Me quedé porque buscaba entre todas esas excusas un solo motivo para ello, y fíjate que siempre o encontraba. Porque siempre he pensando que si hay una mínima posibilidad vale la pena intentarlo. 

Y lo intenté, te prometo que lo intenté con todas mis fuerzas hasta que al final me quedé sin ellas. 

No creas que no me importas por haberme marchado, porque decir adiós tampoco es fácil. Pero no me gusta quedarme donde no me quieren, donde las excusas van primero y donde las mentiras siempre salen a la luz. 

Tuve que elegir entre quererme o destrozarme, y elegí la primera. 



viernes, 9 de noviembre de 2018

Cicatrices

Hace meses que no escribo, no tenía la necesidad. No es que todo estuviera genial, pero no me salían las palabras. No conseguía entenderme ni yo. 

No sabía como decir todo aquello que estaba pasando por mi cabeza por eso solo lo sentía.

Pero hoy me he encontrado con fuerzas para decir que estoy aquí. Cayendo por un precipicio sin chaleco salvavidas. Sin pausas.

No sé que me pasa. O sí lo sé pero no quiero aceptarlo. 

No consigo superar todo aquello que un día me hizo tanto daño. No consigo mirarme en el espejo y verme a mí, solo veo complejos, daños, cicatrices y puntos de sutura. Marcas que estarán conmigo para siempre pero que siguen haciendo daño.

Los hechos no acompañan. Sé que no estoy sola, pero a veces lo siento. Me siento sola porque no consigo que nadie entienda este desastre. Lo que pasa por mi cabeza y me hace ser así.

Yo no soy quien para decirle a nadie lo que tiene que hacer o decir, pero me encantaría que alguien se diera cuenta de lo que está pasando por mi cabeza y sobre todo por mi corazón.

No hablo de mi porque creo que no tengo nada bueno que decir. No abro mis sentimientos porque pienso que nadie los quiere. No me abro a conocer porque pienso que nadie quiere conocerme. Todos se quedan en el envoltorio, en lo físico, en lo superficial.

Nadie quiere ver que hay detrás de esta apariencia dura que por dentro es tan frágil. 

Estoy cansada de sentirme rota, vacía, insegura. Pero a la vez tampoco sé como deshacerme de todo esto. Intento, intento, intento y me fallan las fuerzas. 

Estoy triste porque quiero ser yo y no lo consigo.