miércoles, 8 de octubre de 2014

Hay días y días.

Hay días y días. 
Cada uno distinto al anterior. Aunque sea por la mínima cosa, o por el mínimo detalle.

Y hoy es uno de esos días que preferirías haberte quedado todo el día
bajo las sabanas, camuflada con tal de que nadie te viera.
Con tal de no salir y que vieran.

Y hoy es uno de esos días en los que no reconoces a quien esta al otro lado del espejo.
Que por mas que mires de arriba a abajo, que por mas que intentes encontrarte no lo consigas.
Porque ya no sabes quien eres, en que te has convertido.

Y el problema viene cuando uno de esos días, se va repitiendo constamente. Tu intentas ignorarlo, que no pueda contigo pero puede. Ya ves que si puede, te encuentras tirada en la cama con el mundo patas arribas. Con la cabeza llena de lagunas. ¿Y ahora, qué? 

Las cosas tal y como vienen se van, no tengo la menor duda de eso. Pero mientras tanto, eres tú la que poco a poco te vas destruyendo. La que ya ni sonríe porque no tiene ganas. Y si lo hace es por puro compromiso.

Que ya no se quien soy, ni donde estoy y a donde quiero ir. 

Necesito encontrarme pero para eso tengo que perderme. 

Por último decir que hoy es unos de esos días en los que no encuentro sentido a nada. Bueno, o quizás si. A ti. 

No hay comentarios: