viernes, 5 de julio de 2013

Atada a ti misma.

Llegas a un punto en el que ni tú misma eres capaz de saber quien eres. Ni tú misma eres capaz de entenderte. No entiendes por qué actúas de esa  manera tan fría, ni por qué teniendo la felicidad a tu lado intentas evitarla. Quizás sean mecanismos de defensa, evitar que te hagan daño. O simplemente quizás sea no querer encontrarte de frente con el miedo. Ese miedo a ser feliz. Aunque ni tú misma entiendes de donde ha salido ese puto miedo que te hace tener un nudo en la garganta difícil de deshacer. Y pasas los días y tú sigues atada. Atada a tus propios miedos, a tus propias debilidades. Atada a ti misma. 

1 comentario:

Estru dijo...

No te conozco, no sé quien eres, no sé nada de ti; exceptuando que tus palabras hacen que me tiemble la voz y mis ojos quieran bañarse. Que no te duden los dedos al escribir, que no te falte aire al respirar, que no te hunda nadie.
Porque, chica, no te conozco, no sé quien eres, no sé nada de ti; pero merece la pena leerte.
(@Estrucens)