Hola, soy yo. Si, la misma tonta de siempre que te escribe
por las noches porque no puede dormir. Estas ojeras tienen tu nombre. Que quieres que te diga, ya no sé que más
hacer para demostrarte que te quiero, que quiero estar contigo. Que eres lo que
necesito. Y si, he hecho cosas que no me creía capaz de hacer, pero las hice.
Te he querido y te quiero como nadie va a poder quererte, pero esa idea no me
gusta, porque parece que quiero a alguien que no me quiere a mí. Querer por
querer, ya ves. Pasar por aquel rincón donde nos dimos nuestro primer beso y no
parar de sonreír, que tontería, si nada de eso volverá a pasar. Que esa calle
donde íbamos de la mano queda mejor con nosotros ahí, comiéndonos a besos.
Ahora se ve vacía y extraña. Como si una fuerza extraña hubiera arrasado con
todo. Incluso con nosotros. Decíamos que esto iba a ser para siempre, que
siempre iríamos de la mano por esas calles, y que siempre me abrazarías cuando
todo fuera mal. Y míranos ahora, ni nos miramos a la cara cuando nos vemos. Qué
triste ¿verdad? Lo das todo por alguien que se convierte en tu todo, para que
después pase a ser un desconocido. Qué locura. Pasas por mi lado con ella, y
como duele. Se te ve feliz ¿sabes? Pero dudo que ella pueda hacerte sonreír
como yo lo hacía. Lo dudo mucho. Es irónico que hayamos pasado de querernos a
odiarnos, de querer vernos a no querer saber nada el uno del otro. Pasar de
hacernos regalos a tirarnos los trastos. Pasar de ser mi todo a no ser nada. Que
tu ropa quedaba mejor tirada en el suelo de mi habitación, y que los días ya no
tienen sentido porque tú ya no te despiertas a mi lado. Ahora solo quedan
recuerdos. Y malditos recuerdos que duelen como si no hubiera mañana. Ha pasado
casi un año y tú sigues doliendo. Que duro es el tiempo, que en vez de curar hace
que las heridas sigan ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario